Correr para crecer
David E. León Romero
“Como todos los corredores saben, correr es algo más que poner un pie delante del otro; se trata de nuestro estilo de vida y de quiénes somos”
Joan Benoit Samuelson.
Me encanta correr, pero me causa una tremenda incomodidad el solo hecho de pensar en largas distancias. De mis entrenamientos, adoro las sesiones de velocidad y aquellas que ponen a prueba mi capacidad por periodos relativamente cortos de tiempo. Pensar en la distancia larga del fin de semana que ronda los 30 kilómetros o recordar los últimos 15 kilómetros de mi pasado maratón, me restan entusiasmo, derivado del recuerdo del malestar físico y mental que las largas distancias me producen. Ojo, con esto no quiero decir que no me traigan enormes beneficios a distintos niveles, solamente expreso que son incómodas y ciertamente dolorosas para mí.
Con lo anterior en cuenta, intento dar justa dimensión a la admiración y sorpresa que me produce el desempeño de Harvey Lewis, profesor de historia y corredor de 47 años de edad quien corrió hace un par de semanas 720 kilómetros a lo largo de 108 horas. Solo escribirlo y releerlo me apabulla.
El evento se llama Big Dog Backyard Ultra y consiste en cubrir la distancia de 6.6 kilómetros que compone su circuito en menos de una hora, por el mayor número de horas posibles. Si el corredor recorre la distancia en menos de una hora, puede utilizar los minutos restantes para descansar, hidratarse o comer. Si demora más de una hora en hacerlo está fuera.
¿Qué pasa en el cuerpo y en la mente de una persona que se somete a tal nivel de esfuerzo? ¿De dónde toma energías para soportar y seguir adelante ante tal nivel de desgaste? Preguntas sin respuesta que buscan los elementos que permiten lo extraordinario.
El resultado de Harvey se convirtió en el récord mundial. Seis competidores rebasaron las 100 horas de competencia. Por si fuera poco, gracias a su esfuerzo, Harvey logró recaudar una importante suma de dinero para una buena causa. Simplemente increíble.
Abastecimiento: Tamirat Tola estableció un nuevo récord para el Maratón de Nueva York, haciéndose acreedor a un segundo reconocimiento económico, además del obtenido por cruzar la meta en primer lugar. Nació en Etiopía y detuvo el cronómetro en 2 horas 4 minutos y 58 segundos.