Correr para crecer.
Por: David León Romero.
“Cuando estoy en la pista estoy en el presente, no soy solo un prisionero, soy humano”
Bret Ownbey (preso en San Quentin)
Pensaba titular el presente texto como: Correr libera. No me atreví. No me atreví porque no imagino lo doloroso y complejo que debe ser para alguien perder la libertad. Titularlo de esa forma revelaría una tremenda inconsciencia y falta de empatía. En el sentido amplio, correr libera, despeja nuestra mente, distiende nuestras emociones. Ante esto, preferí substituir libera por cura. Correr cura, estemos en la situación que estemos, mejora nuestra salud física, mental y emocional, y de cierta forma nos va sanando.Y creo que esto es justamente lo que correr genera en los reclusos de la Prisión Estatal de San Quentin, en California Estados Unidos. Semanalmente acude a sus instalaciones Frank Ruona –legendario entrenador– para entrenar a esos hombres que viven en reclusión y que forman parte del 1,000 Mile Club, y a través del cual se han propuesto correr mil millas o más durante su estancia en prisión, además de prepararse para correr un maratón completo ahí mismo.
El maratón de San Quentin consiste en dar 105 vueltas al interior de la prisión para sumar los 42.195 kilómetros reglamentarios que componen un maratón. Se realiza cada año con una fecha no fija, que se define con cierta antelación dependiendo de las condiciones de estabilidad y seguridad de la prisión.
Frank ha sembrado la semilla de correr en esos hombres, y sin lugar a dudas, ha germinado y dado frutos.
Los corredores dentro de prisión y fuera de ella tenemos grandes sueños que intentamos construir con esfuerzo, disciplina y sacrificio. Así, Rahsaan Thomas, integrante del 1,000 Mile Club, corrió el pasado maratón de Nueva York, después de pasar preso en San Quentin más de 20 años; Nueva York fue su segundo maratón, San Quentin el primero. Obtuvo su libertad en febrero pasado, misma que experimentaba de cierta forma y por algunos instantes mientras corría en reclusión. No es el primero que lo logra, existen otros corredores que forman parte del Club, que obtuvieron su libertad, y que reconstruyen su vida corriendo grandes maratones.
Abastecimiento: Tommy Wickerd, corredor preso en San Quentin de 49 años de edad sentencia: “correr me mantiene fuera de la prisión”. Coincido, correr de una u otra forma, libera.