Correr para crecer
David E. León Romero
“Un maratón es como la vida con sus altibajos; sin embargo, una vez que lo has logrado, sientes que puedes lograr cualquier cosa”
Desconocido
Acepto mi enorme inconsciencia en torno a la facilidad con la que la muerte puede poner fin a la vida. Un trágico accidente automovilístico ha dejado viuda a una joven mujer, huérfanos a dos pequeños niños, y privada de la finalización de una excelsa obra a la comunidad deportiva mundial.
Kelvin Kiptum logró vencer la pobreza, la desnutrición, la falta de oportunidades, a un cúmulo de detractores, a miles de corredores, el récord del Maratón de Valencia, el récord del mundo impuesto por otro fuera de serie (Kipchoge), y la barrera de las 2 horas y un minuto en el maratón, pero no logró vencer a la estadística que marca que en su país mueren entre 20 y 25 individuos por cada 100 mil a causa de los accidentes automovilísticos cada año.
Kelvin amenazaba con romper las dos horas en el próximo maratón de Rotterdam; paradójicamente su cronómetro de vida se ha detenido con la misma velocidad a la que él nos tenía acostumbrados. Los planes no terminaban ahí: él pensaba construir una casa para su esposa y sus hijos en Eldoret, prometió también una a su padre, además de llevarlos a todos a Rotterdam a ser testigos de su posible nueva hazaña.
El pasado sábado, Kelvin salió de casa a las 4 de la mañana rumbo al campamento para entrenar prometiendo volver el domingo para salir de paseo con su esposa y sus hijos. El plan se frustró debido a un dolor de cabeza producto de una de sus sesiones, lo que lo obligó a permanecer en el campamento, llamar, disculparse, y prometer a sus hijos un par de regalos para resarcir su falta que serían entregados al regreso el día lunes. El día parecía llegar a su fin, ella y los niños se fueron a dormir; su sueño fue interrumpido por una pesadilla notificada por los golpes en la puerta de la habitación: Kelvin había sufrido un accidente en la carretera y su vida pendía de un hilo. Él tenía 24 años, había corrido únicamente 3 maratones en su carrera, y el futuro -de muy poca palabra- le prometía convertirlo en el más grande de la historia de este deporte.
Abastecimientos: Coincidentemente y bajo otras circunstancias, también murió Henry Rono, poseedor de 4 récords mundiales de atletismo, también keniano, solo que a los 80 años de edad.